Sólo el 2% de la población española es superdotada. Y este porcentaje está repartido por igual entre los dos sexos y en todas las clases sociales, aunque los niños que pertenecen a estratos socioculturales elevados tienen una mayor posibilidad de desarrollar su enorme potencial.
Así es el superdotado
¿Cómo pueden saber los papás si su hijo es superdotado? La profesora universitaria y psicóloga Amparo Acereda ofrece, en su libro Niños superdotados, un listado de características comunes que pueden ser indicios para los progenitores. Te enumeramos algunas de ellas:
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Hablan muy pronto (sobre los 9 meses dicen sus primeras palabras), tienen un vocabulario muy preciso, empiezan a leer en torno a los 3 años sin haber sido enseñados y formulan preguntas sobre temas poco comunes y de un nivel más avanzado a lo que correspondería a su edad: la vida, la muerte, Dios, el mundo…
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Tienen excelente memoria. Son muy capaces para las matemáticas y tienen grandes conocimientos sobre cualquier tema social o científico que les entusiasme, como los dinosaurios o, incluso, la guerra o la pobreza.
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Son curiosos. Desde muy pequeñitos curiosean en los cajones y exploran su casa–, pero también sobre el más lejano les atrae. Por eso, preguntan sobre otros países, el universo…
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Algunos niños superdotados son muy movidos, pero después de pasar un rato “hiperactivo” suele venir otro de gran concentración en las tareas que les interesan.
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Son niños prudentes. Al ser conscientes de las consecuencias de sus acciones, se contienen en las situaciones que entrañan riesgos.
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Tiene sensibilidad a flor de piel. Son tan sensibles que sufren por las cosas que le pasan a un personaje de dibujos animados o por los niños que lloran en televisión o en su clase.
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Su desarrollo es desigual. Muestran una gran diferencia entre su desarrollo intelectual –que es muy rápido– y el emocional y el físico, que evolucionan de manera normal. Por eso, se enfrentan a situaciones como ésta: al tener un pensamiento abstracto, piensan mucho en Dios y la muerte, pero no están preparados a nivel emocional para tratar estos conceptos, y eso les genera confusión y hasta dolor. Igualmente, como la destreza manual se desarrolla más tarde que la capacidad intelectual, se frustran por no poder hacer más rápido y mejor sus dibujos.
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Se interesan por temas sociales y morales. Tienen conciencia social y están preocupados por temas como la guerra o la ecología.
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Se llevan mejor con chicos mayores que ellos. Por lo general, se llevan bien con los demás y pueden ejercer como líderes. El problema es que no son comprendidos por niños de su edad, y por eso, prefieren la compañía de chicos más mayores o adultos. Esa sociabilidad no está reñida con su individualismo; y es que ellos también necesitan pasar algún tiempo solos para reflexionar y dar rienda suelta a su imaginación.
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Les gusta brillar. Usan su habilidad verbal y de razonamiento para “hacerse los listos” con padres y profesores.
- Son perfeccionistas y autocríticos. Se marcan metas muy elevadas, que, en ocasiones, no consiguen porque su desarrollo motor o emocional no está al mismo nivel que el intectelectual. Eso les lleva a ser demasiado críticos
- consigo mismos o a frustrarse.
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